EL PENSAMIENTO DEL DESEMPLEADO


Ardua tarea la de buscar trabajo, sales de la facultad pensando en que te vas a comer el mundo y es lo único que te mantiene con ilusión tras el paso del tiempo.

Muchos, antes de acabar sus estudios ya tienen sus perfiles en redes sociales profesionales como Linkedin, en buscadores de trabajo como infojob y otros comienzan a hacérselos. Cuando llevas un tiempo en este mundillo, pierdes la cuenta de en cuántas páginas has dejado tus datos para poder inscribirte aunque sea en una sola oferta de trabajo o en una oferta de prácticas para así, poder adquirir experiencia.
Comenzamos con mucha fuerza, inscribiéndonos en todas las ofertas de nuestro perfil profesional, pidan o no pidan experiencia ahí va nuestro CV, por si se apiadan de nosotros, pero poco a poco van pasando los días, las semanas y no nos llaman, lo único que recibimos son correos electrónicos de alguna empresa compasiva que nos avisa de que nuestro perfil no encaja con los requisitos de la vacante. Y aquí es cuando empezamos a desmoronarnos, pero también poco a poco, al principio pensamos que es normal, no todo lo vamos a conseguir rápido, pero luego comenzamos a buscar otras alternativas, soy graduada en RRHH pero voy a buscar también de administrativo o de auxiliar de administrativo, soy enfermero pero voy a buscar también de auxiliar de enfermería o de ayuda a domicilio. Y es en este punto cuando empezamos a preguntarnos: ¿De verdad esto es ampliar el campo de búsqueda o es degradar nuestro conocimiento, atenernos a lo que puede haber? Pero seguimos intentándolo, y ya nos da lo mismo ser contable y trabajar de camarero, o ser físico y dar clases particulares a muy bajo precio de matemáticas a niños de 8 años.
La motivación se esfuma, la ilusión cada vez es más débil, esas ganas de comernos el mundo se convierte en timidez e introversión cuando por fin logramos ir a una entrevista de trabajo.
Los días pasan y cada vez estás más horas en tu casa delante de la pantalla de tu pc un poco asqueado, cansado de la situación, indignado con el sistema que te convenció de que estudiar era tener un trabajo seguro de algo mejor que el resto de la sociedad cuando en la realidad sentimos que estudiar no es más que pasar los mejores años de tu vida en una institución de formación a la que llamamos universidad y donde conocemos a gente odiable y otra gente maravillosa y donde estudiamos muchísimo, nos ponemos a prueba pensando que jamás habríamos logrado cosas que jamás habríamos pensado en hacer. Nos hacemos poco a poco más mayores y maduros, tenemos poco tiempo y lo gastamos estudiando porque nos prometen el trabajo de nuestros sueños.
La verdad. Mi verdad a día de hoy, es que me siento un poco hastiada de esta búsqueda que se me hace interminable. Lo único que me mantiene de pie y al pie del cañón, es pensar que mis estudios me llenan como persona, que algún día llegará mi turno y que podré al fin desenvolverme en un trabajo que con el paso del tiempo voy idealizando cada vez más.
Mi única frase en todos estos años de estudio, cuando creía que no podía más era: Lucha por tus sueños. Y eso es lo que estoy haciendo en este momento, luchar contra viento y marea, con todas las desavenencias, todas las negativas y todas las puertas cerradas, porque digo yo que alguna es mi puerta, aunque me cueste trabajo encontrarla.
Así que chicos, luchad por vuestros sueños, no dejéis de soñar.

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario