¡Feliz miércoles compañeros! Esta semana me hace especial ilusión publicar post puesto que hablo de un tema del que todos hemos hablado alguna vez en nuestra vida: satisfacción. Pero no me voy a referir a ella como satisfacción laboral, es decir, qué te da tu empresa para que tu estés contento. No, hoy voy a hablar de nuestra propia satisfacción con el trabajo que tenemos.
Veréis compañeros, existen muchos trabajos y muchos tipos de formación. Existen trabajos cualificados, trabajos no cualificados, trabajos artesanales, trabajos que implican la fuerza humana, trabajos intelectuales... También existe el trabajo legal y el trabajo negro, es decir, un trabajo que se hace a cambio de remuneración y seguro social o un trabajo que se hace a cambio de remuneración pero que, de forma ilícita, no se ofrece el seguro social.
La mayoría de nosotros tenemos que trabajar, de obligado cumplimiento, para poder subsistir, y de nosotros depende (en parte) de que seamos felices en el trabajo o vivamos en una tensión continua cada vez que vayamos al tajo.
Sí, compañeros, en parte depende de nosotros. Cada uno es libre de sentir su trabajo de una forma distinta, cada uno es libre de convertirlo en un bien a través del cual aprende y descubre nuevas cosas que le dan sentido a su vida, o de sentirlo como una pesadez de obligado cumplimiento que convierte su vida en un infierno.
Lo que queda claro, compañeros, es que si para poder subsistir necesitamos trabajar, lo mejor será convertir nuestro trabajo en un bien y darle un sentido positivo.
A lo largo de nuestra historia, distintos pensadores han hablado y opinado sobre el propio trabajo, unos viéndolo como una oportunidad, y otros como una obligación. Dejo algunas citas interesantes de algunos de ellos:
Todos llevan razón en sus palabras pero ninguno acierta de forma exacta, ya que se trata de opiniones y experiencias personales.
- "El trabajo aleja al hombre de tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la penuria" Voltaire.
- "El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer" Oscar Wilde.
- "Se quiere más lo que se ha conquistado con más fatiga" Aristóteles.
Todos llevan razón en sus palabras pero ninguno acierta de forma exacta, ya que se trata de opiniones y experiencias personales.
En la actualidad se considera que el trabajo es el fundamento de personas respetadas, dignas y con pleno derecho ya que así se definen los méritos del ser humano, dándose por sentado que existe una desigualdad económica y social entre los distintos trabajadores y ciudadanos excusándola en el esfuerzo de cada uno para llegar a conseguir lo que tiene.
Según la visión personal hacia el trabajo nos encontramos con tres tipos de posturas:
Según la visión personal hacia el trabajo nos encontramos con tres tipos de posturas:
- El entusiasmo, personas tan ilusionadas y entusiasmadas con su propio trabajo que lo toman como una parte más de su vida, por supuesto, no piensan en la jubilación. El problema de esta postura es que, aunque es positiva laboralmente, suele acarrear problemas familiares y sociales hasta el punto de rupturas o divorcios.
- Personas detractoras, que solo piensan que el trabajo convierte sus vidas en un infierno. La gran desventaja de esta postura también es la separación de familiares ya que se cansarán de aguantar las quejas y el mal humor del detractor. También puede acarrear estrés, ansiedad y depresión.
- Posturas menos extremistas, más neutrales, son aquellas personas que piensan que el trabajo no es más que el medio para conseguir bienes materiales, piensan que el trabajo es soportable, gratificante y llevadero. El problema de esta postura es que puede llevarnos al pasotismo laboral, por lo que sería relevante recordar que la actitud positiva es muy importante.
También ocurre un curioso fenómeno en el que la mayoría de las personas que más valoran el trabajo y mejor habla de todas sus ventajas, son aquellas que se encuentran en situación de desempleo de larga duración y han experimentado un sentimiento de tristeza por no tenerlo y aquellas personas que tienen o han tenido trabajos duros, poco cualificados y nada gratificantes.
Aunque es cierto que para ser completamente feliz en el trabajo hay que sentirse correspondido por parte de la empresa, para ser feliz en la vida hay que saber agradecer las cosas que tenemos, así, si el trabajo que tenemos no termina de motivarnos, hay que saber vivir con él, volcar en él todas nuestras mejores intenciones y nuestra mejor actitud. Debemos dejar de ser unos detractores del trabajo, mirar nuestro empleo como una fuente que nos da todo lo que tenemos y dejar de mirarlo como un castigo. Y si por fortuna tenemos un trabajo que nos gusta, el entusiasmo puede ser un gran aliado de nuestra felicidad, pero recuerden que además del trabajo tenemos vida y que hay personas que necesitan de nosotros para ser felices.
¡Hasta la próxima semana compañeros! ;)
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